
Sabemos desde siempre que los medios de comunicación ejercen un gran poder dentro de una sociedad. Sin embargo, ese poder ha ido cambiando, particularmente en la última década. ¿Cómo influye esto en el marketing y la publicidad? ¿Cómo deben prepararse las marcas para estos cambios?
Para simplificar, presentaremos esta evolución en 4 eras clave. y cómo cada una redefinió las relaciones entre productores, consumidores, marcas y algoritmos.
Primera era: Medios Tradicionales
El dominio de los grandes productores
En la época dorada de la radio, la televisión y el cine, el control absoluto estaba en manos de unos pocos grandes productores. El público era un espectador pasivo, adaptado a horarios estrictos y limitado a una oferta reducida y predefinida. La publicidad, por tanto, era masiva, poco segmentada y altamente costosa.
Segunda era: Streaming
El empoderamiento del consumidor
La llegada de plataformas como Netflix, YouTube y Spotify otorgó a los consumidores el poder de elegir qué ver y cuándo verlo. Esta libertad generó consumidores activos y selectivos. La publicidad se adaptó, optando por anuncios menos invasivos y estrategias más sutiles, para llegar a audiencias empoderadas y exigentes.
Tercera era: Influencers
El control de los algoritmos
Con la explosión de redes sociales como Instagram y TikTok, los consumidores conquistaron la libertad de crear contenido, pero simultáneamente perdieron parte del control sobre lo que consumen. Los algoritmos basados en IA asumieron el rol principal, ofreciendo contenido diseñado para maximizar el tiempo que los usuarios pasan en las plataformas, atrapándolos en bucles de preferencia.
Este escenario presentó tanto oportunidades como desafíos para el marketing, permitiendo segmentaciones muy precisas, pero generando también un entorno altamente competitivo por la atención del usuario.
Cuarta era: Contenido personalizado
La IA toma el control total
Mirando al futuro, la inteligencia artificial no solo decidirá qué consumir y cuándo, sino que también creará contenido personalizado en tiempo real, adaptándose al estado emocional, preferencias y tendencias individuales de cada consumidor. La creatividad humana podría enfrentar un nuevo paradigma, en el que su papel estaría redefinido por la colaboración o competición con la IA.
Para las marcas, esto supone un potencial enorme para crear mensajes altamente personalizados e integrados naturalmente en el contenido. Sin embargo, la autenticidad y la confianza de los consumidores serán críticas, especialmente por el escepticismo frente a contenidos generados sin intervención humana.
Conclusión
La evolución del poder en los medios muestra un viaje desde el dominio absoluto de productores, pasando por la autonomía del consumidor, hasta llegar al control de los algoritmos y la inteligencia artificial. Para mantenerse relevantes, marcas y creadores deberán equilibrar la sofisticación tecnológica con una conexión auténtica y significativa con sus audiencias.