Los datos adoptan diversas formas: algunos experimentan modificaciones en su estructura, mientras que otros varían en magnitud. Esta diversidad dificulta la evaluación de su calidad. No obstante, los datos de alta calidad comparten ciertas características que permiten discernir su valía. Aquí se exponen los criterios que debes tener presente:
Exactitud
Tus datos deben ser precisos y reflejar la realidad actual del entorno. Para asegurar esta cualidad, es esencial optimizar continuamente tu estrategia de gestión de datos. La exactitud está intrínsecamente vinculada a la integridad de la información. En general, minimizar errores en los datos se logra evitando la introducción manual.
Integridad
Tus datos deben ser exhaustivos. Información incompleta puede resultar inservible. Aunque no es recomendable recolectar más de lo necesario, asegúrate de que los valores esenciales sean requisitos obligatorios al guardar nuevos registros en la base de datos. De lo contrario, podrías tener nombres sin apellidos o números de contacto sin cifras.
Pertinencia
Tus datos deben proporcionarte lo que necesitas. La premisa de "menos es más" aplica. Cuando cada dato y valor recopilado tiene un propósito claro, entonces tienes datos de calidad. Por ejemplo, si solicitas el año de nacimiento de los clientes para iniciar una evaluación, pero su edad carece de utilidad para tu objetivo, entonces tienes información redundante. Aunque sea exacta, carece de función.
Coherencia
Tus datos no deben contradecir otras fuentes. Si la información en tu posesión difiere de la almacenada en otras bases de datos, conviene cuestionarla. La incompatibilidad entre bases de datos dificulta establecer su precisión. Afortunadamente, soluciones de integración permiten definir qué software tiene prioridad en caso de conflicto.
Accesibilidad
Tus datos deben ser accesibles para las partes pertinentes. Muchas empresas interactúan con clientes, prospectos, socios y empleados mediante diversas aplicaciones y plataformas. Esto dispersa los datos en diferentes herramientas, y sin un sistema de integración, se corre el riesgo de la fragmentación.